La idea de civilizaciones inteligentes extraterrestres ha estado impregnada en el imaginario colectivo de la humanidad durante siglos. Hasta mediados del siglo XX la búsqueda se volvió un tema serio para los científicos. En 1961 el astrónomo Frank Drake diseñó una ecuación que permitía un cálculo probabilístico de los planetas con seres de tecnología avanzada. La proporción de estrellas ayudaba a inferir que pueblos similares o incluso mejores que la raza humana eran no solo posibles sino hechos que en algún momento se comprobarían.
Unos años después y con el tema de moda, el físico Enrico Fermi se tomó un respiro de su trabajo en el proyecto Manhattan para preguntarse en dónde estaban todas esas supuestas civilizaciones inteligentes. De sus charlas con sus colegas surgió la Paradoja de Fermi, una idea que interrelaciona la supuesta gran probabilidad de civilizaciones inteligentes con la falta evidencia de tecnofirmas.
Con la inquietud latente, las potencias espaciales tomaron la iniciativa en la comunicación interestelar. La humanidad no puede identificar las hipotéticas tecnofirmas, pero quizá otras civilizaciones sí puedan captar las del planeta Tierra. Partiendo de este supuesto, algunos científicos han lanzado mensajes y cápsulas de información rumbo al cosmos. Los siguientes son los más importantes.
El Mensaje Morse (1962)
El primer mensaje enviado al espacio exterior con propósitos de comunicación alienígena usó el código Morse y salió expedido del radar planetario de Eupatoria, en la entonces Unión Soviética. Su objetivo fue discreto, pero acorde a lo que se conocía sobre el espacio a inicios del siglo XX. Los ingenieros soviéticos enviaron a Venus, el planeta más cercano al Sol, tres cortas palabras en el siguiente orden:
- PAZ (MIR)
- LENIN
- URSS (CCCP)
La Placa de las Pioneer (1972)
Las sondas Pioneer 10 y 11 fueron el primer esfuerzo tecnológico para explorar el sistema solar exterior. Estas misiones supusieron un viaje de ida a lugares nunca antes visitados. Para contextualizar, serían los únicos instrumentos en llegar a Júpiter, por lo que se equiparon con diversos escáneres para llevar a cabo los primeros experimentos in situ. A las sondas se les incorporaron componentes diseñados específicamente para un eventual contacto con seres extraterrestres inteligentes.
A petición de Carl Sagan, científico y divulgador, el equipo de la NASA instaló dos placas metálicas de 120 gramos cada una con un mensaje visual histórico. Las planchas contenían información básica sobre la humanidad, que abarcaba, en orden de izquierda a derecha:
- Un esquema del hidrógeno, el elemento más abundante en el universo.
- Un mapa del sistema solar, con su posición con respecto a los púlsares más significativos cercanos.
- Un mapa de la Tierra en relación con los demás planetas y el Sol, mostrando también la ruta seguida por las Pioneer.
- Un esquema de las Pioneer.
- Una representación de un hombre y una mujer desnudos, con sus sistemas reproductivos.
Las sondas Pioneer 10 y 11 estuvieron activas durante 30 años. En la actualidad, no hay forma de recibir información sobre ellas, pero continúan avanzando imperturbablemente. Para el año 2020, se encontraban a aproximadamente 18,800 millones de kilómetros de distancia de la Tierra. La Pioneer 10 se dirige hacia la gigante roja Aldebarán que se encuentra a 65 años luz de distancia.